1
Los fantasmas del pasado
llegan doliendo
en ráfagas de viento
y me alejan tus ojos.
Los monstruos del recuerdo
trepan por la piel
el silencio de mi cuerpo
y dejan tus manos temblorosas
junto a las mías
formando distraídas
el sueño cotidiano de amar
la condena complicada de seguir.
2
Si resigno tu presencia por un día
si pienso en las horas sin tus ojos
si cuento los besos que no son
me pierdo en las palabras que no dije
entonces armo el diálogo que falta
y extraño el sol que nos envuelve
odio el tiempo en mi muñeca
que a tu lado no tiene sentido
que sin vos las agujas me perforan.
22
De qué hablamos cuando
no nos decimos nada
cuando los monólogos
nos llevan a lugares en blanco
y las palabras pierden el sentido
y la verdad se escabulle
en el estómago
de qué hablamos cuando
siempre todo queda por decir
y el silencio se horroriza
y nos embarcamos en diálogos naufragados
de qué hablamos cuando
el tiempo arrasa
y la noche cae
de qué hablamos
si no podemos decirnos
de lo solos que estamos.
23
Llegaron hasta aquí
los pasos que ya no están
vislumbré en la tarde
un rostro que ya no tengo
perseguí los resquicios
de manos que me dejaron
me hundo frente al espejo
hasta no ser más que un grito
en el ocaso desolado que me prestaron
y el cual ya debo.
27
Te aferrás a formas circulares
de metales sangrando oxido
te reflejas en retazos de vidrios
astillados hasta doler
te juntas en recortes de azulejos
de colores y texturas
te atesoras en clavos, en resortes
en partes perdidas de algo
te escondes en chatarras de una historia
que nunca puede ser hoy
y yo que pretendo flores
palabras trasnochadas, azul en las paredes
blanco en los metales
vino por las tardes, pisos verdes
naranja en las ventanas, olor a lavanda
¿cómo harán tus brazos para amar
si tienen que cobijar tanto de nada?
28
De mañana es tu llanto
de mañana soleada
de un tiempo que resbala
por los médanos de tus mejillas
de silencio es tu llanto
de silencio acongojado
de oportunidades que pasan
por tus dedos sin huellas
de angustia es tu llanto
de angustia coleccionable
de un museo que te tiene
adormecida dentro de una vitrina
de ignorar es tu llanto
de ignorar por qué
de un pensar que gira en tu centro
cuando la felicidad se cae por los ojos.
31
Son los ojos que no paran
es el brazo derecho
que nunca va derecho
y la mano izquierda siempre asombrada
con la tarea propuesta
en verdad yo no sé que haría
sin los pies.
32
Busqué en la noche
la canción de los sonámbulos
palabras del desierto
mentiras por doquier
y me pierdo en la niebla
buscando la verdad
porque es noche si es día
días nocturnos
los sonámbulos salen
con bocas de pescado
aspirando migajas
de la mano que extermina.
34
Ella se esconde
y no sabe de lluvias
sabe de su infancia abandonada
sabe de la calle de tierra y los charcos
de terrenos baldíos y noches de invierno.
Busca entre las cosas
lugares pequeños que la contengan
siestas entrecortadas por la obsesión
entonces corre con ojos de perro mojado
buscando un poco de alivio
un refugio para tanta intemperie
una caricia, un permiso, una canción.
Ella desconoce las palabras
que hablen de su dolor
pero el silencio la envuelve
y el pelo se le cae, y pretende juegos
y quién sabe qué soñara
cuando todos soñamos.
Ella entierra bocados en el jardín
y juega con ramas secas
y hace extraños escondites
para su fobia de mascota
para guardarse cuando la tormenta se anuncia
con la cola entre las patas
las orejas marchitas
y la tristeza en el hocico.
35
¿Qué esperamos cuando esperamos?
el tren no deja de pasar
hay risas a lo lejos
llegan con el viento
alguien se deshace
en el aire nocturno
y no puede esperar
ni una sola palabra.
36
Necesitamos estas pequeñas huellas
para caminos desandados
para pasos que ya ni saben por qué
me cortaron los pies
las huellas ahora son por la cabeza.
37
Solita
como la tijera
soñando en un cajón
futuras guirnaldas
de formas nunca vistas
con un filo atroz.
41
Este rincón que es importado
esta tragedia ajena
estos signos incomprensibles
este diálogo en otro idioma
estoy fuera y desde afuera
observo dolorida
cómo quedan atrapados
los que amo en esa telaraña
piezas necesarias para que funcione
este sistema perverso.
43
Pensé en la gran mentira
la mentira cotidiana de seguir
y las manos cayeron
escalera abajo
la escalera siempre hacia abajo
y el dolor de contemplar
como los pedazos caen
haciéndose trizas por los escalones
me lanzo de a poco
de a partes gastadas
me arrojo colmada de visiones
me caigo con alas entre los dientes.
44
Nos secuestran, nos maniatan
nos exterminan, nos encierran
hasta vaciarnos por completo
hasta reducirnos a términos
y la historia la repiten
hasta el cansancio, hasta el hartazgo
y una vez más se equivocan
una vez más fracasan
los servicios que no sirven
la inteligencia de los idiotas.
45
Los clavos en la pared
Los ojos en el cielo
La humedad en los muros
Las grietas en la piel
Los vidrios en pedazos
Las astillas en el alma
Los ruidos de la estación
Los silencios en el rostro
Las sombras de los plátanos
Las penumbras en el suelo
La nostalgia de las calles
Los recuerdos adentro.
54
Cortaron mi lengua los bárbaros
del desierto
cortaron mis flores la gente
de la ciudad.
59
No es un mar de lágrimas
son ríos y océanos
que funden sus aguas
para hacer de tu llanto
la profundidad que me ahoga.
65
Mirar con ojos de vaca
es verlo todo
las cosas son simples
verde y cielo
alambre y matadero.
Soledad en la llanura
sombra de árbol
en la pampa extensa.
Tenés ojos de vaca
me acusaron
¡sí, es verdad!
son las pupilas
de estas tierras.
70
Suelto de mis manos
hermosas aves de colores
con alas magníficas
que se alzan en el aire
y acarician el viento
con plumajes suaves
partiendo cielo arriba
los dedos se abren
en forma muy lenta
y persigo con la mirada
esos fabulosos vuelos
y luego miro mis manos
que se van tras esos pájaros
es un sueño.
79
Me voy muriendo de apoco
junto con la hojarasca
voy haciéndome lentamente
parte de este triste otoño
y los sueños vuelan en círculos
hacia los pies de unos niños
y los pasos desdibujan distancias
alrededor de esta silla
me voy reencontrando furiosamente
con la pena de siempre
voy construyéndome violenta
en estos acordes menores
casi desvelada por la herida
ensimismada (de errores)
me voy acostumbrando a morir
cada vez más seguido.
Este libro se encuentra inédito.